jueves, 12 de agosto de 2010

Faces (John Cassavetes, 1968)

Faces, de John Cassavetes es un hito en la historia del cine norteamericano (y por extensión, mundial). Fue posiblemente la primer película notoriamente por fuera del aparato de distribución de las grandes industrias que adquiriera notoria popularidad entre el mundo mainstream, y su estreno se ganó tres nominaciones a los premios de la Academia, colocando a el director greco-americano en la mira de la crítica especializada (siendo el puntapié inicial para otras joyas como Una mujer bajo la influencia, Maridos y Esposas y Love Streams). Sin embargo, el verdadero punto dinamitador de Faces se encuentra en la película misma. Nunca antes en la historia del cine se habían registrado conversaciones como las que se desarrollaban en el film. Anécdotas elípticas, risas, borracheras, charlas circulares de las tres de la mañana, de lo que se hablaba en Faces iba más allá del realismo, tocaba una fibra que nadie había percibido o molestado en mostrar hasta la fecha (ni el neorrealismo italiano, ni la escuela de la Actor's Studio).
Considerar la actuación en las películas de Cassavetes desde un lente realista es un error. El director no intenta hacer un acto mimético con la realidad, lograr que los personajes se muestren "tal como son en la vida real". Por más que se libra de las almidonadas poses guiadas por el diálogo del cine norteamericano, Cassavetes busca en la actuación algo que va más allá de las emociones, como una segregación producida por las emociones expresadas a su grado de paroxismo. Sus personajes ríen y lloran, gritan, aman y putean como ningún otro personaje lo había hecho antes, y esto se logra por un marco referencial común, que no es actuación, sino performance. Porque a Cassavetes no le interesa el sentimiento (sentimiento como expresión y substrato del alma de una persona), sino el afecto, las intensidades. En esta militancia sobre las intensidades, Cassavetes utiliza como elemento de desterritorialización el rostro. El rostro que se crispa, el rostro que llora y que se hablanda, que ya no es la Máscara griega (la misma que está etimológicamente anudada a la noción de "Persona"), sino mera superficie sobre la que circulan flujos diversos.
Sea por intereses estéticos o técnicos (cualquier estudiante de teatro podría encontrar en Faces uno de los mejores ejemplos de la actuación en el cine llevada a otro rango de expresión) o la temática misma que encierra el film: la disolución de la vida amorosa, la alienación de los grandes suburbios (Faces, de Cassavetes y Who's affraid of Virginia Woolf, de Mike Nikols -las dos estrenadas en tiempos similares, han servido como espejo, o respectivamente la cara esquizo y neurótica de la desintegración de la vida en pareja), el tiempo, la vejez.
De todo eso habla Rostros, o mejor dicho, de todo eso son hablados esos rostros que vemos en la pantalla

Sinopsis de la película (cortesía de AvaxHome)
La desintegración del matrimonio está diseccionada en Faces, de Cassavetes. Filmada en un formato de 16 milímetros que marca el contraste en blanco y negro, el films sigue los fútiles intentos de capitan de industria, Richard Frost, y su esposa, Maria, de escapar en los brazos de otros a la angustia de su vació matrimonio . Actuada deslumbrantemente por Genea Rowland y Seymour Cassel (dos fijas en las películas de Cassavetes), Faces contronta la alienación suburbana y la guerra de los sexos con una brutal honestidad y compasión raramente conjugada en el cine


No hay comentarios:

Publicar un comentario